Deja el miedo atrás.
Yo no tenía ninguna duda acerca de lo que quería hacer. Quería ser
libre, huir de los golpes y moratones que diariamente me marcaban, quería dejar
de tener miedo; quería escapar de él. Pero el miedo era inmenso, mayor que las
ganas que tenía de que él desapareciera de mi vida.
Me desperté aquel día y observé que él no estaba en casa. Me miré
al espejo y volví a ver mi cara golpeada. Rompí a llorar y de repente algo en
mí cambió.
Al ver mi cara, me pareció sentir que el miedo iba desapareciendo
poco a poco, y las ganas de vivir iban aumentando, ya que me di cuenta de que
no merezco esta vida, golpe tras golpe, día tras día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario